Creo que ya son unas cuantas veces que he incidido en este concepto de "humanización" de la atención al paciente en el ámbito sanitario, un concepto con el que entré en contacto con mis cinco embarazos y cuya ausencia ha dado lugar a algunas de las peores experiencias de mi vida.
No voy a comparar lo que me pasó la semana pasada (a la hora de realizat una resonancia magnética) con las episiotomías, intervenciones quirúrgicas sin consentimiento informado, paternalismo y condescendencia de algunos ginecólogos, matronas, pediatras y otro peronal sanitario que rodea la maternidad... Y los que me seguís, por aquí o en instagram, conocéis mi historial de quejas respecto a pinchazos innecesarios, deshumanización y cosificación que he experimentado en determinados servicios de la asistencia sanitaria durante "mi vida con cáncer", pero según salí del servicio de radiodiagnóstico con lágrimas en los ojos, de rabia, frustración, sufrimiento, indignación y unas cuantas emociones negativas más para añadir al cóctel le espetaba a mi marido "si todavía no lo han hecho, debería patentar esto como método de tortura o de interrogatorio para criminales". Seguro que en Guantánamo, en Siberia y en algunos otros lugares estarían encantados.
Paso uno: quitarte la ropa y darte una bata minúsacula para
una persona de más de 180 cm de altura y 100 kilos de peso. De la dignidad ya te olvidas en la cabina de cambio y comienzas el camino a la cosificación.
Paso dos: ¿Se puede considerar maltrato físico que te usen como alfiletero humano? El prenda que me atendió tuvo que pincharme diez veces "¡¡¡10 nada menos!!! para conseguir ponerte una vía periferica para el contraste, con los consiguientes apretones de goma en varias partes de ambos brazos, golpecitos y demás "truquitos" para intentar encontra una vena, valga la aliteración y la redundancia, "viable".
Opcional: soltar alguna bromita tipo "te has dejado las venas en casa", "son muy tímidas" o similares. (Aclaración: entiendo que esto puede ser una forma de buen-rollismo para aligerar el ambiente, pero a mi me terminan pareciendo, en muchos gracietas para disimular su incompetencia... Tanto quealgunos te las sueltan ya en retahíla).
Paso Tres: ahondar en el maltrato físico y psicológico metiéndote en una sala con la temperatura de una nevera sin ofrecerte una manta o algo para cubrir tu dignidad y tu cuerpo del frío... Eso sí, como son muy majos (ya sabéis, técnica de poli bueno, poli malo), te ponen un cojincito en las piernas para que puedas tener la espalda pegada a la camilla.
Paso cuatro: reincidir en la tortura de la psique y tener la jeta de decirte en un hospital que no tienen mascarillas para darte porque a la tuya (reutilizable, ecológica que es una) no se le puede quitar la parte metálica y obligarte a hacer malabarismos para esa parte metálica sobre la barbilla en lugar de en la nariz... ¿No se supone que en estos cacharros para resonancias magnéticas no se puede entrar con nada metálico? Los extremos a los que se llega por dejadez o por ahorrar una mascarilla resultan increíbles.
Paso cinco: pasearte alrededor del sospechoso exhibiendo tus fosas nasales que no quedan cubiertas por la mascarilla y colocarle achiperres y parafernalia diversa mientras te depreocupas de si la postura en la que le estás poniendo le hace estar tenso en algún lugar del cuerpo y termine saliendo con una contractura muscular. Meter al sujeto en la máquina nevera con el aire acondicinado a tope y dejarle allí un buen rato sin decir nada.
Paso seis: decirte que te van a sacar cinco minutitos para comprobar una cosa de la máquina a ver si lo pueden arreglar a distancia o in situ... Te informan porque "te tienen que informar", pero no te dan alternativa si prefieres negarte... O sea, que mucha información, pero son lentejas. Y, claro, después de ese chapucismo tú tienes que confiar ciegamente en la seguridad y efectividad del tubo claustrofóbico en el que te están metiendo.
Paso siete: ahondando en el maltrato físico. Entre pitos y flautas, tener al sujeto con la vía canalizada y sin pasar líquidos alrededor de 30 minutos y de repente pasarle un contraste a toda mecha. Dolor, mucho dolor.
Paso ocho: ignorar los gritos del sujeto cuando dicen que le duele. Si quieres fastidiar y ahondar un poco en el maltrato psicológico le dices ufanamente que con el ruido de la máquina no la has oído (obviando que la máquina está parada y mientras te pasan el contraste es cuando te puedes relajar unos segundo de los ruidos infernales que produce).
Paso nueve: seguir la política de humanización preguntándole al sujeto torturado ¿Qué tal se encuentra?
Paso diez: negar cualquier alegación relizada por el sujeto paciente respecto al malestar y el maltrato en la prueba
- no te hemos oído (claro, si nadie escucha, qué van a oír)... ¿Hace ruido un árbol que cae en un bosque ddonde no hay nadie para escucharlo?
- haber pedido una manta (de esas que ni te han ofrecido y que tienes que adivinar su existencia cuando supones que el frío es un valor añadido a la experiencia que ya ha comenzado con el tema de la bata ridícula).
- haber apretado la pera... y segundos después añadir que la pera es para urgencias y que la máquina no se puede parar así como así...
Y podría añadir alguna puntilla más, pero lo dejo en diez pasos para torturar a un paciente, que me queda muy redondo.